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Fourier y el fourierismo : un encuentro con América latina (avec une présentation en français)
Article mis en ligne le 12 mars 2011

par Abramson, Pierre-Luc

L’article que voici est la mise par écrit d’une conférence prononcée lors des Journées Charles Fourier organisées par Centre culturel Rojas de l’Université de Buenos Aires et par le Centre d’études et de documentation sur la culture de gauche en Argentine, les 15, 16 et 17 avril 2004 à Buenos Aires.
Voici ce que Pierre-Luc Abramson, l’auteur de l’article, écrivait dans le Cahier Charles Fourier 15 (2004) sur ces Journées Charles Fourier : « Ce que nous avons pu écrire sur la Colonie Cecilia, les phalanstères du Santa Catarina, le fouriérisme au Mexique et autres utopies sociales en Amérique latine au XIXe siècle ne nous avait pas préparé à accepter l’évidence de l’actualité de la pensée de Fourier au Río de la Plata en ce début du XXIe siècle. Nous connaissions, bien sûr, la rencontre avec Fourier et Saint-Simon des intellectuels argentins en lutte contre la tyrannie de Juan Manuel de Rosas dans les années 1830-1850, mais nous ignorions tout du Premier manifeste nutrinationaliste argentin. Nous avions eu quelques échos par la presse des systèmes de troc que les Argentins avaient organisés pour faire face à la crise, mais nous ne savions pas que cette économie solidaire s’était développée à l’échelle de provinces entières et qu’une monnaie de substitution, ironiquement baptisée patacón (grosse monnaie d’argent), avait circulé. Certes, les études de Charles Gide et Jean Gaumont nous ont permis depuis longtemps de comprendre ce que devaient les formes d’organisations coopératives au socialisme dit « utopique » français. Cependant savoir qu’il y eut - et qu’il y a sans doute encore - en Argentine des restaurants que Fourier aurait qualifié de « véridiques », conçus comme des lieux qui lient l’acte biologique de la nutrition à l’acte économique d’une production désaliénée et autogestionnaire, mais aussi comme des lieux de rencontres culturelles, politiques et éducatives, nous surpris et nous a ému. L’énergie, l’inventivité du peuple argentin pour faire face à une crise provoquée par la rapacité d’une clique de délinquants ultralibéraux et pour affronter la famine pour la première fois de son histoire est admirable. Il n’est pas étonnant, dans ces conditions, que les intellectuels se soient tournés vers la pensée de Charles Fourier et ces journées tenues devant un public portègne attentif et réactif en sont le témoignage. Des communications savantes et claires ont été prononcées sur les aspects les plus divers de sa doctrine : sur son actualité en Argentine, bien sûr, mais aussi sur ce qui l’oppose au saint-simonisme ou sur les sociétés expérimentales qui ont tenté d’incarner cette pensée dans l’histoire de l’Amérique latine, sur la Colonie Cecilia en particulier. Nous rendrons compte en son temps de la publication des actes. Le colloque s’est clos par une fête fouriériste durant laquelle la mémoire de Fourier fut joyeusement célébrée : et cela pour la première fois au Río de la Plata depuis près de cent soixante-deux ans, exactement depuis la publication à Montevideo par Jean-Baptiste Eugène Tandonnet, le 10 octobre 1842, d’un numéro spécial du Messager français, entièrement consacré à la mémoire du Bisontin, à l’occasion du cinquième anniversaire de sa disparition. Impossible d’achever ce bref compte rendu sans renouveler l’expression de notre gratitude d’homme et de chercheur à nos amis "néo-fouriéristes" argentins. »

Fourier, a diferencia de muchos de sus discípulos y de algunos otros teóricos del socialismo utópico, como Robert Owen, no hizo nunca el viaje de América. Sin embargo, en el nuevo Mundo, en la ciudad de México, ubicaba la capital de la humanidad futura, lo que llamaba en su jerga extraña y poética - a la cual tiene que acostumbrarse el investigador - "el magnate" [1]. Fourier pues, como buen utopista, y como el mismo fundador de la utopía, Tomás Moro, vinculaba el porvenir resplandeciente de la humanidad con el Nuevo Mundo ; pero, "en civilización" - es decir en su injusta y tan imperfecta realidad presente -, América, para él, no era más que un mundo colonial y cruel. Escribe al respecto, en su Teoría de los cuatro movimientos :
"La ambición colonial hizo nacer un nuevo volcán : el implacable furor de los negros debería de convertir a América en un vasto osario y de vengar, mediante el suplicio de los conquistadores [me imagino que está hablando de sus descendientes, los criollos], a las razas por ellos aniquiladas" [2].
Y aparte de esto y de otras referencias en otro libro, que vamos a comentar acto continuo, nada más sobre América en los escritos de Fourier. En total bastante poco para un maestro cuyos discípulos fueron numerosos en América latina y en Estados Unidos y cuya doctrina fue la doctrina social utópica que más éxito alcanzó en el Nuevo Mundo durante todo el siglo XIX.

En realidad, Fourier tuvo otro contacto con la América llamada hoy "latina", un contacto también completamente intelectual. Además, resulta bastante singular el hecho de que nos enteramos de dicho contacto gracias al testimonio de un argentino famoso, nada menos que Domingo Faustino Sarmiento, quien, como veremos, conocía, y sobre todo entendía, perfectamente la doctrina del utopista francés. He aquí de qué se trata. Fourier mandó al doctor José Gaspar Rodríguez de Francia un ejemplar de sus obras. Tal envío al oscuro dictador del más aislado de los países de América del Sur resulta, cuando menos, sorprendente. Pero tenemos dos comprobaciones de ello. La más reciente la constituyen los documentos publicados por Jonathan Beecher sobre el tema, en el tercer número de la revista Cahiers Charles Fourier [3]. Con estos textos sabemos que la obra mandada fue el primer volumen de La fausse industrie, un libro bastante deshilvanado, escrito por un Fourier ya casi agotado física e intelectualmente y cuyo título exacto es : La fausse industrie morcelée, répugnante, mensongère, et l’antidote, l’industrie naturelle, combinée, attrayante, véridique, donnant le quadruple produit (La falsa industria partida en trozos, repugnante, mentidera, y su antídoto, la industria natural, combinada, atractiva, verídica y que produce cuatro veces lo invertido). Gracias a la paciente investigación de Jonathan Beecher nos enteramos también de cómo pudo Fourier llegar a conocer la política social y económica del dictador y sus "estancias de la Patria". Entonces entendemos mejor los varios pasajes de La fausse industrie dedicados a encomiar o a criticar esta política. En resumidas cuentas, para Fourier, Francia, a pesar de su tiranía autárquica, es un socialista y sus "estancias de la Patria" son falansterios agrícolas. Cito un trozo muy significativo de lo que pudo representar el paraguayo para el francés : la comprobación de la validez de su doctrina. Escribe :
"Apenas había empezado mi segunda parte, cuando una información imprevista vino a cambiar mi plan. Recibí documentos precisos sobre el asunto del Paraguay. Estos documentos me entregaron un prueba material de que se está realizando, de modo por cierto muy imperfecto, el mecanismo de la industria combinada. Comprueban que Francia, aunque limitado a la vigésima parte de los medios de que dispongo, ya está dando en el blanco que los Owen y los Van den Bosch habían marrado : está realizando en un grado muy bajo el mecanismo de la industria combinada" [4].

La primera comprobación del extraño envío (¡quién pudiera leer la dedicatoria !) nos la dio, como les decía, Sarmiento y es la que más me interesa. Sarmiento se enteró del envío del libro platicando con un fourierista de Montevideo, Jean-Baptiste Eugène Tandonnet, a quien encontró a bordo de La Rose, en 1846, cuando viajaba de Montevideo a Francia. Este encuentro Sarmiento, apenas llegado a Francia, lo cuenta a su amigo Carlos Tejedor en una carta fechada de la ciudad de Ruan (Rouen), el 9 de mayo de 1846 y que Vdes pueden leer en sus Viajes por Europa, África y América [5].

Más allá del encuentro con Tandonnet, se trata de un encuentro con el fourierismo. Sin embargo, notemos de paso que los dos hombres seguirán siendo buenos amigos durante años y que Tandonnet traducirá al francés el libro de Sarmiento Fray Félix Aldao y publicará una reseña sobre el Facundo en la prestigiosa Revue des deux mondes. Según lo que nos dice Sarmiento, ambos dedicaron los largos ocios de una travesía de dos meses al comentario de la obra de Fourier. Es probable que Tandonnet haya intentado convertir, o por lo menos convencer, a su nuevo amigo. En efecto, hay en la carta a Tejedor largas citas de la Teoría de los cuatro movimientos de Fourier y se deduce claramente de la carta que el libro lo prestó Tandonnet a Sarmiento, así como, al parecer, algunos libros más sobre la teoría societaria. La comprensión que tiene Sarmiento de Fourier resulta asombrosa. Le cita a Tejedor los trozos más estrafalarios - yo diría los más poéticos -, sobre el radiante porvenir de la humanidad y del planeta transfigurados por la aplicación de su doctrina ; le cita los trozos dedicados al cambio climático, a la trasformación del mar en mar de limonada, al remolcamiento de los barcos por las antiballenas, al trasporte de los hombres del futuro a caballo sobre tigres domados (porque los tigres son muy flexibles), cuanto pues debería de escribirse, según Sarmiento, "en un hospital de locos" ; lo cual no le impide agregar :
"Y sin embargo, Fourier es un pensador profundo, un ingenio de observación, de estudio, de concentración [...]. Fourier ha seguido una serie de soluciones matemáticas que lo han conducido a estas aberraciones, pero bañando de paso de torrentes de luz las cuestiones más profundas de la sociabilidad humana" [6].
En este momento es cuando Sarmiento asevera en la carta que -cito - "Fourier le mandó al doctor Francia del Paraguay un ejemplar de su obras, contando con que aquel sombrío tirano comprendiese su pensamiento" [7]. Siguen después largas consideraciones sobre las aplicaciones habidas y por haber de la doctrina del maestro y sobre las soluciones que ofrece para dirimir la contienda social. Con muy certera puntería, Sarmiento encomia particularmente el aspecto de su pensamiento que muchos comentaristas de hoy, oriundos de los sectores de la lucha contra la globalización liberal, consideran como el más aplicable y el más subersivo : la asociación por partes iguales del capital, del trabajo y del talento en el proceso industrial o en cualquier proceso productivo. Sarmiento, pues, conoce a fondo la doctrina fourierista, lo que no le impide criticarla ; y su crítica resulta tan atinada como sus encomios.

Para entender esas críticas, hace falta volver a las primeras páginas de la carta, en las que Sarmiento presenta a su amigo "Monsieur Tandonnet". "Monsieur Tandonnet" se había afincado en Montevideo como representante de una casa de comercio de Burdeos y ahí había publicado una revista. Dicha revista - lo sabemos por otras fuentes [8] - se titulaba Le Messager français : journal commercial, littéraire et politique y se publicó durante los dos primeros años del sitio, en 1842 y 1843. En ella aparecieron varios artículos consagrados a la propaganda fourierista. Incluso Tandonnet publicó, el 10 de octubre de 1842, con ocasión del quinto aniversario de la muerte de Charles Fourier, un número especial totalmente dedicado a su memoria. Aquello no fue lo que molestó al gobierno de la República oriental, sino su constante oposición a la participación de los franceses en la defensa de la plaza. Le Messager français fue clausurado y Tandonnet expulsado. Se unió entonces al ejército de los sitiadores y entabló amistad con su jefe el general Oribe. Luego, provisto de la recomendación de Oribe, se fue a Buenos Aires a visitar a Rosas, con intención - y esto lo sabemos gracias a Léonce de Lamothe [9], su biógrafo francés, y no por la carta a Tejedor -, con intención pues de solicitar su ayuda para la realización de un experimento falansteriano. Me imagino que Tandonnet no pudo revelarle a un hombre tan comprometido en la lucha contra la tiranía como Sarmiento la finalidad de su viaje. Se contenta con contarle con bastantes detalles su encuentro. De todos modos, de estar enterado Sarmiento de la meta del viaje, ello no hubiera modificado en absoluto la crítica que formula al fourierismo. Sólo le hubiera aportado un argumento más. ¿ Qué le cuenta pues Tandonnet a Sarmiento a bordo de La Rose ?

Le dice que se entrevistó con Rosas, quien, después de que se le hubiese extraviado el caballo, lo invitó a pernoctar en su quinta. Platicaron largo y tendido sobre agricultura y sobre lo penoso del ejercicio del poder. Total que Tandonnet, al parecer, confundió el tirano con un Cincinato que sólo acechaba la ocasión de abandonar el poder para consagrarse a la familia y a la administración de sus bienes [10]. Y esto, por supuesto, no lo puede tolerar Sarmiento. Por eso, al volver a tocar el tema al final de la primera parte de la carta (casi totalmente dedicada a Fourier), el argentino denuncia lo que llamo yo el "indiferentismo político" de la doctrina fourierista. Y eso que no estaba enterado de la verdadera meta del desplazamiento de Tandonnet a Buenos Aires, y mucho menos todavía del que los fourieristas se dirigieron también a Maximiliano de Habsburgo, a Benito Juárez e, incluso, a Fernando VII de España, quien, como se sabe, no formaba parte de los soberanos más liberales. En realidad, se dirigieron a liberales, a conservadores, a tiranos, a demócratas, a cualquiera con tal que permitiese o favoreciese la realización del experimento falansteriano salvador, del que se supone que demostrará la fuerza redentora de las ideas de Fourier. Lleva la razón Sarmiento : lo político es el punto flaco de la doctrina, y no solamente en cuanto a quienes son susceptibles de propiciar las aplicaciones de la doctrina, sino también en cuanto a la organización misma de las falanges que vivirán en el hermoso palacio falansteriano. En este punto, Fourier se contenta con verter vagos conceptos sobre el papel de un mal definido consejo de ancianos [11]. De todos modos, para Fourier, la libertad y las libertades no son más que conceptos hueros, mientras exista, como dice, "en Atenas como en París, un solo mendigo sentado en las puertas de los palacios". Adelantándose a las críticas modernas del fourierismo, Sarmiento había entendido aquello perfectamente. Escribe :
"Esto es lo que no le perdono a Fourier, cuyas doctrinas han hecho a mi amigo Tandonnet indiferente a los estragos hechos por el despotismo estúpido en Buenos Aires, y amigo y admirador del bonazo de Don Juan Manuel" [12].

Conviene añadir, para cerrar el capítulo sobre Sarmiento que éste tuvo un nuevo contacto con el fourierismo a finales de 1846, cuando viajaba por Argelia y presenció en la llanura del Sig, entre Orán y Mascara, los trabajos preparatorios a la formación de un falansterio. El episodio - esta vez breve - está contado por Sarmiento en su carta a Don Juan Thompson, fechada en Orán, el 2 de enero de 1847, y que también forma parte de los Viajes por Europa, África y América [13]. Repite en ella las mismas opiniones que las que había vertido en la misiva anterior sobre la clarividencia de Fourier y sobre sus "extrañas locuras". Sin embargo agrega algo nuevo : una censura de lo que llama sus "doctrinas antimorales", que son - dice - "la negación de la moral humana" [14]. Claro que el esbozo de doctrina amorosa que se encuentra en la Teoría de los cuatro movimientos bastaba en sí para que el argentino formulara dicha censura. Sin embargo, puede uno preguntarse si Sarmiento no estaba al tanto de sus verdaderas y chocantes - hasta para el día de hoy - ideas sobre el matrimonio y la sexualidad humana. De todos modos, en mis ya largos recorridos por el fourierismo, me crucé más de una vez con indicios de que el escandaloso Nuevo mundo amoroso de Fourier era más conocido de lo que se suele escribir, a pesar de no haber sido publicado antes de 1967 [15]. Y no hay que olvidar que Tandonnet fue uno de los discípulos más allegados al maestro : Sarmiento lo califica con humorismo y perspicacia - pues subraya la dimensión religiosa del fourierismo - de "Juan bien amado del maestro" [16]. Merece también citarse el deseo con el cual Sarmiento acaba sus comentarios sobre el futuro falansterio :
"No perdamos, pues, de vista el naciente plantel del Sig que puede llegar a ser un árbol frondoso, cuya semilla sea posible transportar a América" [17].

Por supuesto, los contactos entre fourierismo y el Nuevo Mundo no se limitaron al encuentro de Sarmiento con la doctrina societaria. Hemos localizado y estudiado experimentos falansterianos en Texas, en México, en Brasil y sabemos de otro en el Perú, y me enteré anteayer, gracias a Horacio Tarcus, de que hubo uno más en Durandó, en la Provincia de Entrerríos ; y eso que no cuento el poderoso movimiento de la North American Phalanx, que llegó a fundar hasta veintinueve falanterios en el territorio de Estados Unidos [18]. Por consecuencia, de Tomás Moro hasta Fourier y, más allá, hasta las comunidades anarquistas, como la Cecilia en Brasil, nunca dejó de funcionar el vínculo vivo entre el Nuevo Mundo y los mundos nuevos ; pero siempre funcionó - y es preciso subrayarlo - dentro de un movimiento general de trasferencia de hombres, de hombres con lecturas y con ideas, desde Europa hasta América. En el siglo XVI, se trataba de descubrir, conquistar, evangelizar y, en el XIX, de poblar, atrayendo a los inmigrantes. Además, en el caso del fourierismo, las obras del fundador se valen a menudo, en sus títulos, del paralelo entre ambas expresiones, trátese del nuevo mundo industrial y societario o del nuevo mundo amoroso. Los discípulos también cultivaron el símil. Por ejemplo, el periódico del grupo fourierista llamado de los "realizadores", que quería lanzarse - y se lanzó efectivamente - a la creación inmediata de comunidades societarias, se titulaba Le Nouveau Monde : théorie de Charles Fourier . No es de sorprenderse que parte de sus lectores y redactores salieran hacia Brasil, hacia el Santa Catarina, a fundar nada menos que dos falansterios [19].

Por supuesto, las comunidades creadas en América no podían llevar a la práctica la totalidad de las enseñanzas económicas y sociales del maestro y, menos todavía, su doctrina amorosa, que sólo los discípulos más allegados y, a mi modo de ver algunos otros, conocían, pero que juzgaban escandalosa o, por lo menos, contraproducente en cuanto a la difusión y al éxito de sus ideas. No fue sino hasta mucho más tarde, entre 1890 y 1896, cuando un eco de la revolución sexual según Charles Fourier se hizo escuchar en el seno del experimento libertario de la Colonia Cecilia en Brasil. En ella Giovanni Rossi, buen conocedor de Fourier, intentó aplicar su propia teoría del bacio amorfo, del beso sin reglas [20]. En general, pues, la doctrina fourierista que se difundió y aplicó en América fue una doctrina depurada de sus aspectos más chocantes para la mentalidad de la época. De todos modos, el mismo fundador había razonado la necesidad de pasar por un estadio intermedio entre la "civilización" y la "armonía", que llamaba "garantismo".

La posibilidad de transitar por la etapa del "garantismo" es, después del indiferentismo político de la doctrina apuntado por Sarmiento, el segundo elemento que favoreció la implantación del socialismo falansteriano en el terreno americano. Hace falta añadir dos elementos más que, al parecer, desempeñaron el mismo papel. El primero de ambos consiste en que la actividad económica que, según Fourier, ha de asegurar la subsistencia y la felicidad del género humano es la agricultura. Por cierto, se refiere siempre a la industria, pero hay que entender la voz "industria" en su significado antiguo - que comparten el español y el francés - de actividad productiva del hombre. Sus falansterios, cualquiera que sea el grado de desarrollo que hayan alcanzado, se apoyan principalmente en la agricultura y, en segundo lugar, en la industria (en el significado moderno de la palabra) y en la artesanía. Fourier sigue siendo fundamentalmente un fisiócrata y la agricultura sigue siendo para él la fuente de todas las dichas y riquezas del hombre ; lo cual no debe de haber escandalizado, por ejemplo, a los criollos argentinos que conocían los famosos manifiestos fisiocráticos de Mariano Moreno y Manuel Belgrano, la Representación de los hacendados y labradores y los Principios de la ciencia económica y política. Cuanto puede reforzar el mito de la inextinguible fecundidad del suelo americano no podía sino agradarle a la sociedad criolla.

El último elemento que contribuyó al éxito de Fourier en América tuvo una función menos importante, pero sé que, en este aspecto, queda mucho por investigar. Se trata del aspecto comunista de la doctrina, lo que - notémoslo de paso - no significa para Fourier igualitario. El comunismo fourierista es susceptible de juntarse con la tradición y las estructuras sociales comunitarias del campesinado latinoamericano. Esto se produjo por lo menos una vez, en 1869, con la tentativa de la escuela-falansterio de Chalco, cerca de México, cuando unos indígenas, expoliados por las leyes de desamortización, se levantaron en armas en nombre de la República universal de la Armonía [21]. Tal vez convenga agregar también otro caso, el de Juan Bustamante, un peruano indirectamente influido por el fourierismo. En efecto, Juan Bustamante fue el único discípulo peruano de la socialista y feminista francoperuana Flora Tristan, cuyo nombre español era Doña Flora de Tristán y Moscoso, sobrina del útimo virrey del Perú, Don Pío de Tristán, y sobre todo muy amiga y admiradora de Fourier. Su discípulo y ferviente lector, Juan Bustamante, encabezó una rebelión de las comunidades indígenas del altiplano en 1867 [22]. Es probable que encontremos otros movimientos por el estilo, si tomamos en cuenta, como acabo de hacerlo, la influencia del fourierismo sobre las teorías sociales posteriores, en especial sobre el anarquismo.

En última instancia, los criollos que, desde la Independencia y aun antes, siempre se estuvieron mirando a si mismos a través de la mirada que los europeos echaban sobre ellos, no podían dejar de considerar su propia tierra como el lugar escogido para todos los experimentos. Hombres tan distintos como el emperador de Brasil Don Pedro II o como el chileno Francisco Bilbao estaban convencidos de que, en América, tenía que nacer el hombre regenerado del porvenir, el "hombre integral" [23].

Quisiera terminar mi recorrido - con botas de siete leguas - por la historia del fourierismo en América latina, formulando un deseo. Desearía que se desarrollasen todavía más, en estos países, los estudios sobre el socialismo que Marx y Engels motejaron para la eternidad de "utópico" ; no sólo porque queda mucho por investigar, sino también porque creo que de las diversas doctrinas (siendo la principal el fourierismo) se pueden sacar, todavía hoy, enseñanzas provechosas. Frente a la doble crisis del comunismo soviético fracasado y del capitalismo alocado e incontrolable, la historia de este socialismo abriga a la vez ejemplos de esperanza - un género que escasea bastante hoy - y remedios, o por lo menos sugestiones, para resolver los problemas de la actualidad.


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